Un retrato a color en un soporte de tamaño Zippo, a mano alzada y con fecha de entrega relativa, pero cuanto antes, ha sido o fue, cuanto poco todo un reto, con resultados excelentes, aunque ya durante el proceso pensaba, sigue así Abelart, esto es conseguible.
La Malagueña propietaria actual de este Zippo es la mayor coleccionista del mundo, si, del mundo! en artículos relacionados con Raphael; entrevistada varias veces por la televisión nacional, y ahora, con una verdadera joya de Abelart Hernandez – Airbrush Artist recién añadida a su repertorio. Un Zippo Airbrush no podía faltar en esa colección.
Preparar el Zippo para ser pintado
Es de carácter público que si cualquier fallo previo al dibujo es realizado de manera incorrecta, se va arrastrando durante todo el proceso hasta no poder solucionarlo al final. Como en todos mis trabajos, me gusta empezar con el pie derecho, así pues, pongo especial atención desde la preparación del Zippo como soporte acogedor de la obra, con la intención de que no existan más complicaciones que las que pueda atañer al dibujo en cuestión, el que, en este caso, de fácil no tenía nada.
Aerografiar en un Zippo un retrato a color
Una vez apto para recibir pintura, empieza el trazado de grafito, para muchos, y me incluyo, la parte del trabajo que marca un antes y un después, ya que, haciendo esta parte de manera acertada, la vida entera se te presenta más alegre. Hay que poner las mínimas referencias, pero de manera acertada; tan malo es la falta de información como el exceso.
Pulverizar pintura al retrato con el Iwata Custom Micron SB2 0.18
Siempre hay que ser conscientes de dos cosas; hay que saber en todo momento lo que tenemos en una mano y en la otra.
En un mano, tenemos un Zippo que, para obtener el resultado esperado ha de obtener el proceso adecuado en los pasos de pintura. En la otra mano tenemos una máquina de pintar, precisa, pero que no tolera nada bien el fallo humano. Así pues, con cuidado y buena letra, me fabrico el color base con amarillo, rojo, azul y morado y empieza el proceso de aerografiado, como si de un monocromo se tratase, aunque, no es el tono final, más adelante añadiré carmín a la mezcla. Sin prisa pero sin pausa, y casi como por arte de magia, Raphael empieza a estar ahí, aunque sabiendo que queda mucho camino por recorrer, la realidad es que Raphael y su retrato ya empiezan a estar en un Zippo.
Detallando el retrato en la aerografía monocromo
Una vez acabado el trabajo de fondeados varios, empiezan los aspectos cualitativos del dibujo, aun en el color carneta cargado en el aerógrafo, hay que empezar a darle los primeros volúmenes y enfatizar en los detalles vinculados a los rasgos con los que, a golpe de vista, identificamos ya a Raphael. Cohesionando rostro y pelo directamente, se identifica el momento en el que el mismo dibujo te habla y te dice que quiere que le pongas el negro de la camisa, así pues, la información que te arroja una vez realizado el trabajo de negros, es que aún queda mucho por oscurecer.
Finalizando el retrato con aerógrafo de Raphael
Y ahora si, pasos previos a lacar. Gotarrón de color carmín al carneta (siempre me reservo un poco del color que he fabricado para ese trabajo por si… Ni lo digo a ver si lo gafo) y a darle vidilla a la sangre. Como sabréis si estáis siguiendo mi trayectoria, tengo 2 custom micron SB, los cuales, utilizo de manera simultánea en casi todos los finales de trabajos complejos, y este, lo es. Así pues, empiezo a sangrarlo para obtener una apariencia realista a la vez que voy añadiendo los detalles de negro puro, hasta que el equilibrio de tonalidades y de impacto visual es perfecto. Cuando así lo opino, lo paso a la cabina de lacar, y tras varias manos de laca, está a 24 horas de ser un Zippo acabado.
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