Una verdadera joya por fuera, una verdadera joya por dentro. Siempre he sentido admiración por este autor: Gustav Klimt.
Un Zippo con más procesos de los que de normal se realizan. En primera estancia, sacamos del baúl la Polonesa y el mixtión, por una parte el pan de oro fino, por otra, el pan de plata fina, y a dorar y a platear. Una vez en tiempo para bruñir, me resisto, y no los bruño, dejando cierta textura entremezclada entre el brillo y lo rústico. Si hubiera tenido el error de bruñirlo, no hubiera quedado visualmente diferente a un regular brillante o un polish.
En cuanto a procesos, el mero hecho de querer haberle añadido esa capa de oro ha implicado ciertas capas de más. Primero se prepara el metal para que tenga el suficiente amarre, y desde los inicios, no arrastres el error durante todo el proceso. Respetando el tiempo pertinente de secado, aparejamos, secamos, matizamos y le hacemos la cama del oro.
Matizamos, doramos y emplatamos, y dejamos secar el tiempo pertinente para que se pueda proteger esta capa de oro y de plata, para poder pintar con el aerógrafo sobre este.
Se protege el oro y la plata, y ahora ya sí. A Pintar. Yo utilizo mi aerografo en mano alzada, pero para quien pinte con máscaras, plantillas y friskets, el dorado y emplatado también tolera el pegado de plantillas.
La aerografía se realiza por partes, aunque más que por partes diría yo por bloques afines, en este caso, pinté de inicio el fondo, después la cara más opaca y después el velo transparente con filamentos de oro que cubre el torso por su parte derecha y lateral izquierdo.
¿Ya está? No!!! No está no! Estamos en el ecuador del proceso. Todo cuanto se ha realizado hasta ahora, en diferentes días, para respetar con ello los tiempos de la pintura y productos. En cuanto a pintura, queda firmar, y, esta firma se produce con un color opaco, no se como suena, pero esto significa que ante cualquier error, arruinaríamos ciertas partes del dibujo, y tal vez, costaría más repararlo que repintarlo entero; no lo sé y me alegro por no haberlo tenido que comprobar. Hemos firmado ya con el llamado por mi, verde Klimt, así que, una vez seco, se procederá a aplicarle varias capas protectoras, que darán un efecto acristalado envolvente y brillante a la pieza, que mezclada con el efecto del oro, multiplicará la sensación de lujo de la misma.
Es una ardua tarea, debido a que no puede hacerse de manera corrida como muchos trabajos de aerografia, y querer ir contra la naturaleza, no va a aportarnos ninguna satisfacción, sino que más bien, va a ser un entrelazado de errores corridos que no queremos en nuestras piezas.